¿Les pasa que a veces sienten que sus proyectos son G I G A N T E S e imposibles?

¡Es normal!

Si estás estudiando o has estudiado, de seguro recuerdas la angustia que produce el final de semestre: hay tanto que repasar, estudiar, leer, escribir, que uno suele sentirse muy abrumade.

En este post te invito a planificar entre 1 y 3 metas que se puedan cumplir durante esta semana.


Tus metas semanales pueden ser objetivos que te permitan progresar hacia un proyecto más grande y a largo plazo, por ejemplo:

Una vez que tengas los objetivos de esta semana definidos, divídelos en tareas más pequeñas. Estos serán tus objetivos diarios.

Metas diarias:

Para cada meta semanal, define al menos 1 tarea que debes hacer sí o sí cada día. Inclúyela en tu calendario, agenda, post-it, lista de cosas por hacer o tu método preferido para organizarte.

Si ves que tu día no está saliendo como lo planeabas, pregúntante: ¿Qué es algo que puedo hacer hoy y que es alcanzable con el tiempo que tengo para poder dormir tranquila y sin culpa? La respuesta (a veces te puede sorprender) es lo que necesitas hacer sí o sí. ¡Tú puedes!

Al final del día, evalúa y planifica mañana + 2

Reflexiona cómo estuvo el día de hoy y cómo podrías mejorar mañana. Responde preguntas como:

Termina cada día planificando tus metas y actividades para los siguientes tres días. Por ejemplo, si es lunes, planificas martes + miércoles y jueves. Así, cada noche tendrás claro qué necesitas hacer al día siguiente y podrás modificar tu lista de tareas pendientes con mayor efectividad.

Pregúntate qué obstáculos podrías tener y cómo podrías enfrentarlos si es que se presentan:

No te rindas si no funciona al primer intento. Lograr encontrar una forma de organizarse requiere práctica, paciencia y, sobre todo, flexibilidad.

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